Hades: Su nombre significaba originalmente “el invisible”.
Hijo mayor de los titanes Cronos y Rea, Hades era el Señor
del Inframundo y de los Muertos, y también del oro y las riquezas, ya que los
metales, al encontrarse ocultos bajo tierra, eran también dominio suyo.
Dominaba todo el Inframundo, un lugar tétrico y sombrío
también llamado Érebo a la que iban todos los mortales a morir.
Hades poseía un casco mágico, el Casco de la Oscuridad, que
lo hacía invisible, algo que fue muy útil durante la Titanomaquia ya que
gracias a él, Hades consiguió infiltrarse en territorio titán y destruir todas
sus armas.
Hades es raramente representado en el arte griego, dado el
temor que producía entre los mortales, pero cuando lo era, lucía como un hombre
de mediana edad, barbilampiño o con barba corta y rizada, y a veces llevando su
casco de invisibilidad. También se lo representa montado en su imponente carro
negro tirado por cuatro caballos alados negros, o acompañado de Cerbero, el
perro de cuatro cabezas que guardaba la entrada al Inframundo.
A pesar de lo temido que era, la verdad es que en la mitología
Hades tenía más bien un carácter pasivo y hasta amable, en ocasiones. Sólo se
enfurecía y se volvía violento cuando alguien trataba de salir de sus dominios
o cuando alguien intentaba robarle un alma del Inframundo. Las únicas personas
que consiguieron entrar y salir de allí sin sufrir severas represalias fueron
todos héroes.
Los griegos, cuando querían apaciguar al dios, golpeaban el
suelo con los pies y las manos, para asegurarse de que el dios podía oírlo
desde las profundidades de su reino; ya que a pesar de ser un olímpico, Hades
apenas abandonaba sus dominios, los cuales presidía sentado en su trono de
ébano dentro de su oscuro palacio hecho de roca negra.
Se le solían sacrificar animales negros, como las ovejas,
cuya sangre fluía o caía siempre en una grieta hecha en el suelo, para que el
dios recibiese el sacrificio.
Hades estaba casado con Perséfone, la diosa de la primavera,
hija de Deméter y Zeus, de la que estaba profundamente enamorado y a la que
convirtió en reina y señora del Inframundo. La historia de cómo llegó a casarse
con ella constituye uno de los mitos más famosos ya entre los griegos de la
época, y lo contaremos próximamente. Ni Hades ni Perséfone cometieron
adulterio, fueron fieles el uno al otro y juntos tuvieron dos hijas: Macaria,
la diosa de las “muertes benditas”, es decir, las que se alcanzaban para acabar
con algún sufrimiento, y Melínoe, la diosa de los fantasmas cuyo nombre
significa, literalmente, “Pensamiento Oscuro”, y que vagaba por las noches por
la Tierra con los fantasmas, tratando de reconducirlos al Inframundo.
Era invisible para los mortales y se dice que su paso era la
razón por la que los perros empezaban a ladrar sin motivo aparente en mitad de
la noche. Hades, además, aparece en muchos mitos, sobre todo en aquellos que
relatan hazañas de héroes.
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